Santiago Roncagliolo: Mi ex muy buen amigo que conserva el primer lugar de esa lista*

Por Emilio Perez de Armas

Mi descargo sobre su último artículo en El Comercio  (http://tinyurl.com/jttnl3) donde sentencia al padre Jaime, el cura mete mano, que te sentaba en sus rodillas, que te acariciaba mientras te decía al oído “currinchín”, que sus colegas se disculpaban abochornados por su libido mientras lo encubrían tras su demencia senil, que era abusador sexual y que nunca lo detuvieron:  
Mentiras y venenos. Excreta con ventilador. Venganza. Ingratitud. Traición. Complejo de minucia que ahora aborda con su desleal poder de pluma. Su linaje y contexto caviares (excluyo a su maravillosa madre, también a su afable hermana) explican sus incursiones orales y escritas.  
Compañero de aula todos los años y de andanzas en y post colegio. Lo conozco muy bien tanto como su penosa revancha (que  por supuesto ya plasmó en sus libros, columnas y entrevistas sobre nosotros, su salón, y otros tantos parroquianos).  
Autoconmisceración amarga que compartía largamente con Ricardo “sabelón” Morán (remedo “wannabe” de Santiago con la considerable diferencia de que este último sí es listo. Además, fue director de su primera obra de teatro Tus amigos nunca te harían daño, título que explica razonablemente los ademanes contemporáneos de estos dos individuos), su compinche de tertulias en recreos, quien también ha evacuado imprecisiones públicamente acerca de su etapa escolar. Necesitaron del gatillo mediático para beber menos que una pizca de confianza y decorar sobre arena su liviana autoestima para hoy escupir sus dardos con cicuta. 
En el colegio eran seres tratables y esto me genera una disonancia mayor; quizás oculten -cada uno por su lado y con su propia almohada como confidente- alguna barbaridad cometida allá por esos años (o luego) y que quieran expiarla a través del resto. Algunos individuos retraídos/silenciosos resguardan las mentes más ruidosas/perversas. 
El delirio de grandeza se funda en la más superlativa inseguridad; asombrosa y subversiva paradoja (para muestra un botón), además de irrefutable ley que la psicología y psiquiatría nos acercan. 
Fue muy buen amigo -porque lo defendía, supongo, de la destructora manada masculina rebosante en testosterona y por otras afinidades-. Fundamos la “Sagrada hermandad de la caja cuadrada” junto con otro carnal. Era “muy divertidísimo” gastar tiempo con él; nos partíamos de risa ciertamente. 
Nos saludábamos socarronamente en nuestros cumpleaños y nos veíamos en cada una de sus visitas. Dejó de ser mi camarada después de su primer premio porque reveló su medular careta: su venganza estaba presta y la soberbia cuajada. Retomamos. Volvió a caer.  
No le deseo mal alguno, en serio y sentidamente, no (quiero que lo sigan acompañando los buenos resultados en su oficio); pero mi conveniente autoridad ex amical debía confrontarlo. 
La arrogancia quema/fumiga nuestro instinto natural de la sensatez.   
Te perdono, te encomiendo, dispénsame. 
Posdatas: Roncagliolo sabe que…
PD1:….su plan ha funcionado porque apretó el chupo en su zona más compacta (por donde genera más estragos, es decir, nosotros, los exalumnos).
PD2:….sabemos que se está jactando -acompañado de un pusilánime “ñaca ñaca”- de esta primera movida (trillada estratagema) y que conocemos que vendrá otra.
PD3:…..no es verdad lo que ha escrito sobre el padre Jaime; pero le vale madres.
PD4:…..su hipótesis es que me quiero colgar de su fama; pero luego de un rato se le pasa porque me conoce a raja tabla pues, así como salto ahora ante esta viperina injusticia, lo hice con él durante su estadía en el colegio.
Colofón: Santiago Rafael solamente contesta los comentarios en sus propias redes sociales, mas no en el grupo de Facebook de los ex alumnos del cual es tambien miembro. Cachonda actitud.

* Articulo republicado del blog EPA con la autorizacion del autor.


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