Panico Colectivo

Por Flavio Vaccarella

A raíz de un artículo de El Comercio publiqué un post sobre mi experiencia en el Colegio de la Inmaculada (link). Ello me llevó durante varios días a seguir los post que se publicaban en mi artículo y el de otros mas. Valga decir que el tema no se trata de mí, sino de algo mas importante que es defender lo que uno vivió de niño y adolescente y hacer frente a acusaciones de interés personal que a un exalumno escritor no se le ocurrió escribir asi por asi, sino que lo venía haciendo desde hace tiempo bajo el velo de la ficción.

Lo que me llamó mucho la atención es que una cantidad importante salió a darle likes y comentar los artículos corroborando que aquellos exalumnos también vivieron la misma experiencia que yo. Sin embargo también una buena cantidad se abstuvo de comentar y dar likes. Cada uno es libre de dar su opinión o no darla y eso se respeta, este no es un asunto dictatorial. Me puse a pensar en la cantidad de amigos de la promoción y de exalumnos que vivieron lo mismo que yo pero se abstuvieron a dar su opinión. Qué es lo que está pasando, seré yo el ciego que quiere tapar el sol con un dedo, seré yo quien se equivoca porque mi perspectiva obedece a una orden de La Compañía de Jesús. Pues ni lo uno ni lo otro, yo narro mi experiencia y no tengo ningún contacto con la Compañía de Jesús, y tampoco nadie me ha llamado para que yo defienda lo indefendible.

Pensé que se haría causa común, si hablan mal de tu entorno y es falso, pues estimo racional defender  tu posición.

Por un lado agradezco que un grupo de personas tenga la valentía de exponer sus opiniones e ideas. Por otro me queda la intriga del porqué de la abstención,  y desde mi pequeño rincón elaboro una posible causa, cuyo efecto puede ser devastador.

Conversé hace unos días con un amigo exalumno, con quien compartí buenas experiencias en esos años y me decía en conclusión que  “vamos a terminar como los sodalites”.

Además leyendo los comentarios no era directo pero algunos posteaban que había que ser ciego ante los escándalos en el mundo de curas pederastas, y que la iglesia encubre a los pedófilos. Que los comentaristas son una horda de borregos que están dirigidos por la iglesia y nosotros somos eso, borregos que no tienen cabeza y que no piensan.

En realidad lo que se trata de decir es que si uno defiende su propia experiencia como exalumno de La Inmaculada está siendo encubridor de pedófilos, argumento ínfimo que solo causa daño y genera pánico entre los exalumnos.

Vamos, nadie se quiere ver involucrado en un tema aberrante como lo que sucedió en el sodalicio, que vergüenza, no eso no, mejor callo, omito y dejo que otros lo hagan.

El temor es natural en todo ser humano, sin ello caeríamos en todos los huecos y trastabillaríamos en cada imperfección del relieve.  El temor puede ser fundado o infundado, en este caso que cada uno saque sus propias conclusiones y las mías son que no siento miedo al defender mi experiencia, menos pánico, no soy defensor de pedófilos, doy la cara porque lo que se espera es que uno calle, la noticia sigue creciendo en la mentira, mantengo mi trabajo en el Comercio porque aumentan los niveles de lectoría, y la ventas de mi libro no decaen porque me mantengo vigente. Saquen sus propias conclusiones y no se dejen manipular. Si una cosa puedo sacar de bueno de la enseñanza que recibí a lo largo de mi vida es la de ser libre pensadores, un libre pensador no se amilana ante los demás, sigue adelante contra viento y marea.


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