Cuando el agua salpica todos se mojan
Por Flavio Vaccarella
Escudo del Colegio de la Inmaculada
Fundado en Lima Perú 1878 por la
Compañía de Jesús - Jesuitas
|
Hace unos días leí un artículo
compartido por alguien de mi pequeño entorno en fb. Era un artículo de un escritor conocido en el Perú. El
artículo de opinión era en respuesta a la marcha que hicieran los grupos de
LGTB en Lima. En fin, sí me percaté que se comentaba de un tal Padre Jaime que le metía
la mano a los alumnos. Recordé que uno de los padres del colegio en el que estudié
también se llamaba Jaime y era muy viejo. Pero hasta allí nada mas. Un par de días
después me reencuentro con un gran amigo y hermano del colegio, y me comenta
que un muchacho escritor exalumno ha
escrito cosas degradantes del colegio y del Padre Jaime. Le digo, pero estás
seguro que ese patín es exalumno, porque la verdad que no recuerdo jamas
haberlo visto o escuchar de él. Sí, me dice.
Allí es cuando ato cabos y el
agua me salpica, por lo tanto me mojo. Qué hacer, quedarse callado ante una opinión
que sí me atañe, que no he vivido, porque vamos, nunca ningún sacerdote o colaborador
de los jesuitas me metió la mano o alguna vez insinuó algo en doble sentido.
Yo desde mi laptop no deseo
incriminar a nadie y mucho menos tomar parte por algo o alguien. Sinceramente, después
de la vida que me ha tocado vivir ya nada me sorprendería, pero no por ello
debo callar y no tomar parte de este embrollo.
Primero.- En lo que respecta a mí,
nunca me sucedió lo que se relata en el artículo sobre el colegio en el que estudié: De la Inmaculada. Yo sí digo el nombre de mi colegio porque no me siento avergonzado
de ello, aunque la decisión de estudiar no venía de mí sino de mis padres.
Segundo.- Recuerdo al Padre Jaime
como un tipo de carácter amable y también rígido cuando nos portábamos mal. Los
sacerdotes salvo en la misa y algunas clases de religión dependiendo del año no
tenían mucho contacto con nosotros. El contacto se daba cuando a uno lo
llamaban por algún problema o cuando íbamos a sus oficinas a conversar por
cualquiera que sea el tema que cada uno llevaba en su interior.
Tercero.- No puedo dar fe de lo
que dice el artículo pero tampoco puedo cerrar los ojos ante hechos que ya han
sucedido en todo el mundo, y me refiero a los casos de pederastia o pedofilia. Si
hay alguien que ha sido molestado en el colegio pues que lo denuncie y que
aporte pruebas. Soltar una opinión al aire sobre un tema que atañe a muchos y
culpar a toda una congregación no me parece loable, menos aun omitir el nombre
del colegio en la opinión, porque eso es no dar la cara. Tiro la piedra pero no
digo qué ni quién es mi objetivo.
Cuarto.- Entiendo que el
articulista quiera mostrar con raciocinio una posición de apertura ante los
grupos minoritarios pero creo que se equivoca al inmiscuir en el tema LGTB a
los jesuitas del colegio. El tema de las minorías en el Perú es mucho mas
complejo de lo que se cree y pocos estudios serios se han hecho al respecto.
Quinto.- En un colegio de hombres
donde hasta cierta edad lo normal es que no entre en cuestionamiento la
sexualidad de alguien, apenas se produzca lo opuesto, siempre existirán
compañeros que marginen a los que son diferentes. Situación que no aprecio en
lo mas mínimo pero haría muy mal en culpar a las autoridades y peor aun en decir
que las políticas de la institución estan en contra de grupos minoritarios. Como
lo expuse anteriormente, es un tema social que se transmite de generación en generación
en todos los ámbitos del desarrollo de un niño, ya sea en la casa, la calle, el
colegio, medios de comunicación, etc.
Sexto.- Prefiero recordar con
ustedes lo que sí viví.
El padre Castañeda ayudó a que
entrara al colegio de La inmaculada en tercer grado con la condición que repitiera
el año ya que mis capacidades en ese entonces no estaban a la par que los demás.
Castañeda había estudiado con mi tío Juan Valdivia, eran de la misma promoción,
Castañeda ya era rector del colegio y mi tío ayudó a que entrara porque no habían
mas vacantes.
Escudo de mi Promocion Claver 1989 |
Al principio fue difícil adaptarme
porque era el único nuevo en la clase, eran cinco salones con cuarenta y pico
de alumnos cada uno.
Al salir del infantil, (1ro a 4to
de primaria) nos trasladamos al patio de 5to y 6to de primaria donde se nos
llamaba por nuestro apellido anteponiendo la palabra señor. Ya éramos grandes,
no teníamos que usar mas el mameluco de infantil. Allí estaban los padres
Cerrato y Jaime, ambos ya fallecidos. Cerrato era muy serio y yo diría que
hasta aburrido, no tenía arraigo entre los alumnos y sus misas se me hacían realmente
largas. En los dos años hablé con ellos personalmente en un par de ocasiones,
no mas y todo fue protocolar.
Al entrar a secundaria nos
volvieron a cambiar de patio. La consejería estaba a cargo del gran Alfredo
Castañeda, un hombre con un corazón gigantesco aun hasta con los que se
portaban mal. Tenía una memoria de elefante y se acordaba de todos los alumnos
y sus respectivas promociones, incluso años después de haber egresado. Siempre
tuvo tiempo para nosotros en los años en los que la adolescencia hacia mella en
el carácter de cada uno. Siempre que hablaba con él por problemas personales al
final rezaba y luego te daba un abrazo fuerte como si fueras su hijo, algo que
hasta ahora recuerdo vívidamente, ese calor de padre sin pedir nada a cambio.
En una ocasión la clase entera se
había portado mal, no recuerdo el motivo pero la tutora de ese entonces llamó
al padre Jaime quien entró al salón de clases, nos miró a todos y pegó un grito
al cielo con un manotazo tan fuerte en el escritorio que todos lo escuchamos
aterrorizados, el salón se quedó mudo. Ese era el padre Jaime, muy bueno, pero también
muy rígido cuando las cosas se salían de control. No era fácil manejar a
cuarenta enanos todos gritando a la vez y haciendo de las suyas.
En 4to y 5to de secundaria nos
volvieron a cambiar de patio, cada vez íbamos mas arriba. Me tocó como
espiritual el Padre Canito del Risco, un tipo ejemplar que me dio otra visión de
la vida, me hablaba con la verdad y con experiencias propias que le habían sucedido,
nunca sentí que hablara con alguien acartonado. En una de las tantas veces que
iba a verlo (de nuevo por problemas personales)
Canito me dice que sería mejor que llevara un diario conmigo, un record de las
cosas que me pasaban para luego analizarlas. Así fue que una semana y pico después
le entrego un cuaderno (forrado con vinifan que hasta ahora lo tengo) con las
entradas de mi diario. Se lo dejé en sus manos y me dijo que lo iba a leer.
Canito me llama al día siguiente, yo estaba un poco nervioso, jamas había escrito
nada y menos para que alguien lo leyera, salvo un pequeño cuento semi erotico
en la clase de literatura que mas que todo lo hice por joder. Siéntate Flavio, yo
me senté y estaba mas nervioso aun. Flavio (no recuerdo exactamente sus
palabras, nunca tuve memoria fotográfica ni nada parecido) lo que has escrito
contrasta con las historias personales que me has contado. Lo que me cuentas es
bastante trágico pero lo que escribes es muy gracioso, es como si te rieras de
tus problemas, así debería ser, te recomiendo que sigas escribiendo, y así lo
hice hasta el día de hoy. Gracias a la sabiduría de Canito, años después publiqué
dos novelas.
Al Padre Fausto a quien le hubiera correspondido la consejería lo vi muy poco, estamos hablando del 88, por esa época tenía problemas
de salud graves y su ausencia se notaba. Si no me equivoco en el 89 Canito es
reemplazado por el Padre Quiroz, un tipo
muy respetable.
Al Padre Mc Gregor lo vi muy poco por el colegio, inclusive
cuando fue rector. El Hermano Cardona siempre estaba ligado a los deportes, y el mas influyente de
todos y con quien tuve algunas discrepancias menores fue el Padre Ricardo Morales,
a quien recuerdo con mucho cariño y también con sentimientos encontrados. El Padre Morales era mas político que religioso y todos los lunes nos metía un sermón
con condimento político en el mástil, recordemos que eran las épocas del
terrorismo, la falta de agua y luz, extrema pobreza, inflación, etc.
Foto de la promoción a finales de los 80' |
Si hablamos de que cada promoción
en ese entonces tenía mas de doscientos alumnos, pues cada uno de ellos puede
haber vivido cosas distintas, cada ser humano es un mundo aparte. Entiendo que
haya alguien que no tenga buenos recuerdos del colegio, yo mismo puedo decir
que no todo era felicidad, pero de allí a afirmar que la política de los
jesuitas era la de desplazar minorías y manosear niños hay una distancia
vertiginosa, afirmación que no aporta
pruebas, mas destruye lo fundamental de la compañía de Jesús, que es Jesús en
si mismo. Ojo no hablo de religión porque no me interesa, no soy practicante y
el antiguo testamento me parece un libro de horror y mucho pensamiento paleolítico,
sin embargo aprecio lo que hizo Jesús y lo que escribieron de él sus apóstoles.
Incluso estoy en completo y rotundo desacuerdo con lo que hizo Constantino en
el siglo IV, ligar la política y la religión.
Como colofón añado que me da satisfacción que después de cientos de años
tengamos al primer Papa jesuita y latinoamericano.
Nunca me he sentido parte de un
grupo, siempre he sido un paria, pero en esta ocasión me tomo el riesgo de
opinar sobre un grupo al que pertenecí y de registrar lo que yo viví, porque me
salpica, y porque me atañe.
Yo me quedo con los que recuerdos
que viví, mas no con los que no viví.
PD.
*Ya hace un tiempo escribí un post sobre el Sodalicium que podrían leer siguiendo el link.
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