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Mostrando las entradas etiquetadas como Flavio Vaccarella

Vacaciones en Mancora cap VII

Vacaciones en Mancora Capitulo VII C uriosidad sexual —No te perdono lo que acabas de hacer. Me has sacado de uno de los momentos más placenteros de este viaje —dije por el salpicón de agua que Malena me propinó mientras flotaba en el mar de Máncora y casi estaba por desdoblarme. Malena no se inmutó de lo que le dije, estaba allí parada frente a mí. El agua le llegaba al final de sus pechos firmes. Su cabello húmedo relucía con el brillo del sol. Un aspecto refrescante y excitante la rodeaba, no podía dejar de admirar las gotas de agua salada que resbalaban por sus pechos. Era la primera vez que la veía en traje de baño y eso despertó en mí la curiosidad por descubrir su cuerpo entero. —Me dijeron que estabas chapuceando por aquí y te vine a ver —dijo Malena. —No sabía que venías, pensé que te habías desanimado, como no te había visto en estos días —dije. —Vine a último momento con un grupo de amigos. Fuimos caminando hacia la orilla. A medida que el nivel del m

Vacaciones en Mancora cap VI

Vacaciones en Mancora Capitulo VI Y o soy como soy Un día mientras trabajaba como practicante del Banco Wiesse, Malena se acercó a la oficina donde estábamos mi jefe Javier y yo conversando de unos asuntos de la cartera de clientes de nuestro sector. Malena miró a Javier y sonriéndole le dijo: —Vas a ir a la reunión este jueves, están todos invitados a la casa de Hugo, mi jefe —volteó hacia mí—, tú también estás invitado. No le dije nada, ni asentí con la cabeza, sólo la miré fijamente. Ante mi indiferencia bajó ligeramente la cabeza, pero todavía mirándome, esta vez coquetamente dijo: —Tú eres el único en el departamento que no me quiere. —No es así —dije yo—, es que soy así y no suelo entrar en confianza con gente que no conozco —mentí. Malena era también practicante de Banca Empresarial. Todo el mundo la conocía en el banco no solamente por su metro setenta y seis de estatura sino por su forma de vestir y menearse.  No pongo en duda que era inteligente, es

Vacaciones en Mancora cap V

Vacaciones en Mancora Capitulo V E l mar, un placer Sin darme cuenta no tenía más cerveza y habíamos llegado al final de la playa. El panorama era excepcional. Máncora se dividía prácticamente en dos desde que uno la visualizaba a la entrada, todo a su derecha era rústico y pobre, a la izquierda todo un contraste. Los cerros cubrían aquella vista y solamente caminando uno podía ver en lo que se había convertido esa franja árida y angosta. Donde antes había tierra y laderas ahora había casas de verano, con jardines y palmeras, todas ellas mirando al mar. La playa era angosta y larga, formándose acantilados con piscinas naturales en algunos lugares donde las peñas sobresalen y otros abiertos completamente al mar. No me imaginaba que habíamos caminado tanto, no me sentía fatigado, por el contrario, estaba todavía con el efecto de las cervezas, aunque no me hacía gracia tener que caminar de vuelta. Para suerte mía todos decidimos regresar al otro lado de la playa en moto-ta

Vacaciones en Mancora cap IV

Vacaciones en Mancora Capitulo IV G ente bien El Mudo me contaría a la mañana siguiente que consoló a María Isabel por largo rato hasta que ella se sintió mejor. Se enteró que me tenían como amigo mutuo y siguieron conversando hasta el amanecer. El Mudo supo de algunos aspectos de su vida y la escuchó atentamente como la hace un sacerdote con un feligrés, un hermano mayor a un hermano menor o el abuelo al sobrino. Él no podía comprender que cosas así le pasaran a alguien y menos a esa chica tan bella que en raras circunstancias había conocido. El desgraciado que la había lastimado pensaba que María Isabel lo estaba engañando y en un arrebato de celos junto con exceso de alcohol actuó de la manera más vil. Durante el tiempo que estuvieron juntos el Mudo se fue enamorando de lo mismo que yo en aquella velada que pasamos en La Rosa Náutica sobre el mar.  Me dijo que sentía una necesidad de protegerla, y no dejar que nunca nadie le haga daño. En mi cabeza no hacía más que pens

Vacaciones en Mancora cap III

Vacaciones en Mancora  Capitulo III Antifaz      María Isabel Mendizábar tenía clases en la misma facultad que yo y también se preguntaba si alguna vez había conocido al Mudo, tal vez de lejos en alguna reunión, su cara le parecía familiar. Era bastante simpática pero más que eso era su rostro hermoso lo que llamaba la atención. Hay chicas “buenas” (despampanantes) y chicas “bonitas”. Ella era una chica “bonita”, no era que no tuviera un cuerpo esbelto, sí lo tenía, sin embargo, lo primero que resaltaba en ella eran su cara y ojos, por eso la consideraba bonita, era de una belleza fina, poco escandalosa, para nada escandalosa. Reflejaba clase y refinamiento sin ser pedante, siempre sacaba las mejores calificaciones de la clase, y era admirada por la mayoría de los profesores no por ser mujer y tener una cara bonita sino por ser emprendedora y responsable. Ser mujer en la universidad era una ventaja a la hora de las calificaciones, pero en su caso no influía ya que ella r

Vacaciones en Mancora cap II

Vacaciones en Mancora Capitulo II Máncora, playa de ensueños En la estación del bus me encontré con los muchachos, había una cuarta persona que no conocía, y supuse debía ser el primo de Felipe ya que estaba a su lado. No se parecía a Felipe que tiene el pelo castaño, nariz pronunciada y es más alto. Sebastián por el contrario tenía el pelo oscuro y facciones más delicadas. —Hola Piero, cómo estás, éste es mi primo Sebastián, aunque todo el mundo lo llama “Mudo” —dijo Felipe. —Hola, que tal, soy Piero —dije. —Hola, soy Sebastián —dijo Sebastián. —No parecen primos —dije—. Nos espera un largo camino, deben ser más de quince horas de viaje y la carretera debe estar hecha un desastre como siempre. —Olvídate Piero, todavía no partimos y ya te estás quejando —manifestó Felipe. —No es una queja Felipe o me vas a negar que las pistas no están en perfecto estado —dije. —Es el hecho Piero, no las pistas, las pistas me interesan un mojón, lo que quiero es llegar a Máncor